Acaso, como el paisaje,
el cuerpo sea temporal, mutable, indeterminado e impreciso. Como así lo es. Mas,
sea como fuere, el cuerpo es, seguro, nuestra primera construcción, nuestra
carcasa, la primera estructura que habitamos. El cuerpo es el retablo, la casa
y la calle que nos albergan. Y, por supuesto, la ciudad primera de las primeras
deambulaciones. El cuerpo como deambulatorio, con el recorrido impreso de la
desorientación y el abandono al inconsciente. La obra, se nos ha dicho, se hace
andando; ha de hacerse andando. Es necesario caminar y no ser caminado, también
se nos ha dicho y repetido. Caminar y abandonarse; hacer y caminar, y hacerlo
abandonándose. Hacer no siendo caminado. Y sin embargo, al caminar, al hacer, ya
deshacemos, ya comenzamos el proceso de la disolución: la de la obra y la
propia. Como también la disolución del cuerpo, esa carcasa, cualquiera y como
quiera que sea. En nosotros está implícita la marca de la ruina futura, el
proyecto del deterioro previsible. Por entre las manos, indeterminados e
imprecisos, se nos desdibuja pronto el mapa de nuestros músculos y huesos, la
geografía de nuestra casa de carne y nervio, el trazado de esa ciudad de sangre
de nuestras venas. Cuerpo, casa y ciudad se nos diluyen a cada paso. Ya
depurará el tiempo el anuncio de ruina de nuestra fábrica, la marca del daño,
la herida sobre la tierra al alzar el retablo. Ya lo hará, ya, sin duda. Tiempo
y cuerpo, sí, porque temporal y mutable es el cuerpo. Y, entretanto, quedarán en
el cuerpo el rastro y la traza del deambular. El cuerpo, sí, nuestro primer
deambulatorio. Lo es, lo sabemos, y así os lo digo y lo repito. Porque el
deambulatorio, como lugar, no es sino el testimonio de ese hacer-deshaciendo, el
territorio incierto de ese hacer-deshaciendo el propio cuerpo. Aquí, en lo que
ahora hago y os muestro, han de quedar pues las huellas de ese deambular; o al
menos algunas de ellas. Y todo ello pese a que, como nos dice el poeta, “todo
se pudre tarde o temprano al exponerse, todo, aunque en la putrefacción haya
fermentación”. Todo. Aquí, ahora y siempre en adelante.